Los mensajes de gratitud en el Día del Maestro son infinitos. Es un día de saludos al maestro, pero también de reflexión sobre su labor. Compartimos las de cuatro profesores quienes, además, forman educadores.
Por Tania Elías. 06 julio, 2018.Doctor Pablo Pérez:“Al escribir estas palabras, pienso en el recuerdo que todos tenemos de los maestros. Han quedado para siempre en nuestras memorias, desde aquellos que acompañaron nuestros casi primeros pasos hasta los que vieron, mirándonos con orgullo, nuestros inicios en la universidad o el trabajo. Con estos recuerdos, se acrecienta mi convencimiento de la influencia del profesor en el individuo y en la sociedad.
Se debe celebrar el día 6 con el orgullo de tener una tarea que deja huella en la persona, que pervive en las generaciones. Una tarea capaz de hacer mejores al hombre y a la sociedad. Una razón que hace que nos sintamos centinelas de nuestra propia tarea, alejando todas aquellas perturbaciones que impiden dar a las nuevas generaciones la gracia de verdad y bien que el profesor posee y debe entregar. ¡Felicidades, y a renovar la entrega que debemos a la juventud!”.
Magíster María Palacios: “En esta labor apostólica, y profundamente ética, cada día compartimos con nuestros estudiantes –deseosos de aprender nuevas cosas– sus sueños, sentimientos, alegrías, decepciones, dudas, valores, anhelos, victorias y caídas. De allí que también un maestro haga el papel de padre o madre, psicólogo, orientador y que, sobre todo, sea un referente de valores y virtudes, capaz de hacer soñar despiertos a sus pequeños y grandes alumnos. Por eso y muchas razones más, celebramos y rendimos homenaje a nuestros maestros, aquellos que dejaron una huella de humanidad en nuestras vidas”.
Magíster Camilo García: “Hoy, reconocemos la esforzada tarea de formar personas, labor que solo se puede comprender desde la vocación de servicio. El maestro corrige conductas, transmite saberes, exige con disciplina e inspira con el ejemplo, orientando todo su trabajo a lo esencial de la educación que es cultivar virtudes. Su tarea, por tanto, va más allá del desarrollo de competencias o de la técnica, pues sin hábitos virtuosos, nuestra conducta se convertiría en caos e improvisación. En Educación, hay que cultivar tanto la prudencia, la justicia, la templanza y la fortaleza como la sabiduría, el intelecto y la ciencia. Para su logro, se requiere de tiempo, paciencia, amor y vocación que es lo que valoramos hoy, en el Día del Maestro”.
Magíster María Luisa Sánchez: En el Perú, el día escogido para celebrar al maestro es el 6 de julio, recordando la fecha en que nuestro Libertador crea (en 1822) la primera Escuela Normal de Varones, institución que en su corta vida forjó a los primeros maestros del país y dejó claro que la Educación es lo más importante y como en aquella época dijo el Generalísimo: “Sin educación no hay sociedad”.
¿Celebrar al maestro? ¡Cómo no! ¡Si cada uno de nosotros tiene a más de un maestro generoso, preocupado, afectuoso, en su vida, a quien recuerda con gratitud! Un maestro que hace siempre de su trabajo una “obra bien hecha”, cuya vocación de servicio y generosidad le llevó, le lleva y le llevará siempre a educar. Celebremos al maestro que, educando, honra el nombre que, como dice Gabriela Mistral en su “Oración a la maestra”, llevó Jesús en la tierra: “Señor, Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe, que lleve el nombre de Maestro que Tú llevaste en la tierra…”.